viernes, 2 de julio de 2010

Un viaje por Tamiahua, la antigua Tamiahua...


Tamiahua es una población que comparte con una gran laguna su vida. La laguna ha estado aquí para proveer, como un Dios (que no es el cristiano) que da sin pedir nada a cambio, sino porque desea compartir lo que es: un ser vasto y posibilitador de vida, un creador de naturaleza y paisaje, un artifice del arte en el sentido que expresa bellamente lo que siente y nunca castiga porque no le haces caravanas a diario ni lo mientas para justificar una moral absurda... el recordarle es respetar y convivir con tu entorno, que incluyen los otros seres humanos, la naturaleza, la equidad en todos sus sentidos y el no querer atribuirse el papel de Dios.
Tamiahua tiene una historia que en segmentos muestra el pasado de la humanidad y al adentrarse en el presente nos muestra sus huellas...


Una laguna es un manto de agua y cielo que se funden en el horizonte en una copula sagrada que crea vida y dicha eternas.
Tamiahua, es esta laguna y cielo inmensos donde el agua de mar que se ha internado en la tierra y al mezclarse con el agua dulce que baja de las sierras cercanas, produce un ambiente propicio para la vida de especies singulares. El ostión prefiere estas aguas, y desde el mar el cámarón baja a desovar a la laguna. Otras especies de peces habitan en abundancia este estero, y alguna vez miré un delfín convivir con los pescadores.
Por otra parte, la fecundidad circunda el ambiente y la temperatura despierta más la sexualidad ya de por si presente. Un aroma de sal y pescado recuerda el orígen de la vida, un simple ostión llega a una ostra y se adhiere a ella como en los tiempos más remotos de la creación primigenia.


Y Tamiahua como nuestro país tiene otra raíz, una raíz que viene de Africa y que se asentó desde tiempos inmemoriables y se plantó a estas tierras.
Una bella anciana me ha regalado su sonrisa y me doy cuenta de mi origen incierto. Se que tengo sangre negra en mis entrañas, y me se orgulloso de ello.



Así, la parte antigua de Tamiahua surge como un manantial de vivencias que recorre mi conciencia: mi abuelo fue peluquero y músico, algún ancestro dió color oscuro a mi familia, entiendo entonces una pertenencia aeste lugar y me regosijo al postrarme en mis recuerdos más ancestros e inconcientes...




Las artes de pesca son únicas en nuestro país, ello se debe a que la memoria ancestral africana reprodujo sus técnicas al llegar a estas latitudes, así como los ritmos, los instrumentos (lease marimba), la cocina y muchos otros elementos culturales que nos heredaron y siguen y seguimos concervando, aveces de manera inconciente, casi siempre sin saber su orígen...


Tengo que mirar, simplemente mirar y entonces sabré quien soy...


La laguna, hermosa como siempre, permanece ahí en esta tarde de verano, de mapaches de mascotas, de ídolos con nombre de islas, de ancestros revividos, de amigos reencontrados, de nuevos amigos conocidos, de retornos y paisaje... Gracias a mi amiga Doris por invitarme a este maravilloso viaje.