Las cuatro generaciones. Poza Verde en el corazón del totonacapán a través de cuatro rostros con los cuales fue un verdadero placer convivir.
Una gallina atraviesa el portico donde se desgrana el maíz recién cosechado. La cosecha aparece, como en los tiempos míticos, en los tiempos de agradecer cómo los de principios de noviembre.
Los campos cultivados aparecen a los costados de los caminos de la sierra. La tierra siempre proveerá dicen los mayores, pero los muertos siempre vendrán a mirar sus antiguos territorios, me dice un viejo totonaco.
Los costale para la cosecha aparecen cargados para la pisca anual...
La mano que se posa en el maíz recien desgranado... la identidad y el reconocimiento de una presencia ancesta que cobra forma de cualquier tiempo, y me traslada a los tiempos infantiles de la mano delicada que acaricia esta cosecha transformada en granos... como esta mano que ayudó a desgranar también y que se convitió en un querido símbolo.
Un espacio personal para contribuir a la construcción de la realidad. Descubrir, trasmitir, encontrar identidades. Permitir mirar la existencia de elementos diversos que ofrecen las culturas tradicionales, los rasgos humanos que de ellos hemos heredado y algunos entornos mitológicos que nos hacen actuar. Tenemos que mejorar el entorno, tenemos que humanizar y reconstruir nuestro espacio real...
domingo, 13 de noviembre de 2011
martes, 13 de septiembre de 2011
Niños y Jovenes disfrutando de la música...

Un niño, un niña que aprende música está en una frecuencia que oscila entre su corazón y el universo. La gama de tonos posibles de comprender se equipara a la diferencia de los astros refractarios y los astros brillantes mas los opacos, entonces la luz tiene sentido porque el sonido es la misma onda oscilando a frecuencias más bajas y aparecen audibles, pero en ese trasfondo surgen como infinitas, como los actos...
















Solo pienso que tener la opción de la tradición y la música en la vida es tener el viento por aliado...
viernes, 24 de junio de 2011
Rito Antiguo en Arcelia


Estos otros guaches llegaron de Zirándaro, del centro las Zirandas, son también alumnos del Tecolote y ellos portan el estandarte que les da la libertad y la entrega a un mundo posible y hoy negado. Estos guaches tienen el valor de ser sencibles e imaginativos, recordar ancestros y regresar a la tierra a los antepasados: comienza asi el ritual.

Un hoyo para la tarima es parte de este ritual. Los músicos tocan esos sones que ya de por si son remembranza de personajes idos y luego la memoria nos juega jugarretas con eso de lso entierros... pero se trata de una tarima, el mejor acompañamiento en el fandango de los otros instrumentos: jarana, arpa, vihuela, tamborita...

Mientras, otros guaches se divierten quitandose el calor en el charco de los idems (sapos). El entorno ya es mágico, entonces se acerca la parte climatica.




Y ablando de viejos compadres, los brujos de Huejutla al escenario...

Ya había dicho que amo a las niñas persiguiendo pollos, pero amo más a las que tocan tamborita. Si las que persiguen pollos son seres mitológicos,la que toca la tamborita ha recreado toda una imagenería en torno a las deidades de la música y su nacimiento, su transición hacia el dominio del cosmos y la arboleda que traza los caminos de imaginación y la alegría a través de ritmos que parten desde los latidos del corazón. Mi tamborita que cargo late así...


Martín en su más pura escencia, sentimiento y voz, violín y más entimiento...


La tarima ha sido colocada, tal como los dioses de la música lo mandan. Un par de bailadores acompañan los acordes que complementan los sonidos de ese son que me hace sentir a dos corazones en mi pecho.

Los llantos del violín de Laura se hacen presentes en este rito.



Y el fandango a todo lo que da...









Y aquí el niño del tambor, seseando crecer para seguir tocando su tambor...

Castulo con sus querencias... el rito se ha cerrado.
jueves, 10 de marzo de 2011
Una tarde con Fredy Vega
Así, Andrés, Mario, Octavio y Fredy convivieron y mostraron un lugar cercano a las entrañas de la vida y alejado del mundo de vacios que crean los humanos (más grandes que las distancias entre los planetas), que comprendí también una de mis pertenencias rurales. (Gilberto también estaba).
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