viernes, 4 de septiembre de 2009

La Huasteca de nuevo: o la construcción infinita de la realidad




A medida que avanzo en la escritura e ilustración de este blog, al tiempo que pasa la vida y transcurren en la cotidiananidad una infinidad de hechos (porque a veces no puedo dejar de observar), me doy cuenta que mis intentos por construir “una realidad” tiene que ver con lo plasmado aquí. Si partimos de que esta realidad no es otra que la que definimos como eje nodal de los centros existenciales de los individuos –llámese campo, llámese creación de imágenes, llámese pensamiento e ideales, construcción mítica, búsqueda cosmogónica desesperada, alternativas y proposiciones existenciales, etc. – esta se traduce a la simplicidad de los motivos y elementos de vida rural y del abandonado campo, que a su vez son experiencias de un momento fugaz de otros momentos de otros seres, en otras latitudes que no son tan lejanas. Y tal vez estén más cercanas de lo que imaginamos.


A la vez, partimos del supuesto que esta construcción se basa en un retorno a orígenes. A una manera de ser en que todos aquí reconocidos, guardamos en nuestra memoria no tan remota una idea de la vida agreste (nuestros padres son emigrantes del campo o tal vez sus padres, sino es que directamente nosotros venimos o estamos en una familia campesina). Quienes no, en 2 o 3 generaciones anteriores encontraran un origen similar, incluso en otros países. (En México hay refugiados españoles, franceses, italianos, etc. Y todos emigraron a este país por no encontrar en el suyo lo que necesitaban para ser felices).

Las construcciones de las imágenes mostradas en fotografías, son así mi interpretación de este mundo rural ideal. Y no puede ser de otra manera porque los lamentos no son bien recibidos por nadie y nosotros no formamos parte de aquellos que disfrutan de negar la existencia a semejantes.

Pero hay una realidad un poco más interior que la simple manera de observar al mundo y tiene que ver con la catarsis producida por la expresión de la identidad y el sentimiento de pertenencia: Soy del rancho fulano, soy del estado sultano. Me gusta la música de mi tierra y la comida de mi abuela. Disfruto de una tarde tranquila en casa de mi tío en la montaña o recuerdo las tardes, cuando iba a pastorear las cabras. Soy de esta nación que contiene estos recuerdos y en el presente es posible asumir como propios.

Esta es mi humilde contribución, si se le puede llamar así.

Una querida amiga que no conozco en persona, pero me ha trasmitido su sentir a través de su blog y comentarios me hizo la siguiente observación: yo "le presto mis ojos para que miren tantito lo que yo veo". Es un placer y un honor Elehuteria, es un gusto saberme útil en la conciencia de otros.

Pero ello no es solo un sueño: es el contraste de lo posible y lo imaginario. De la urbe de concreto a una visión bucólica anhelada. Es la visión de un cosmos amplio que incluye a las imágenes e ideas y se eleva más allá de nuestras conciencias.

No es mi visión, es visión de todos los que están reflejados en mis fotografías y videos. Es la de aquellos que me han mostrado un poco de su ser y cosmogonía y me la he apropiado para verterla aquí y proponer a otros la beban, porque como yo, se que están sedientos de esperanza.

Es al tiempo, una imágen de nosotros mismos y de lo que no somos. De lo que carecemos y al tiempo un sitio interior real que existe y que también nos hace retornar a ese orígen perdido. ¿Somos acaso niños que jugamos entre arenas de amanecer, espejos de agua, o perseguimos a un pollo o nadamos entre nuestro líquido amniotico que semeja a un mar onírico? Creo que si, y algo más porque también somos extraviados en el peresente que reclamamos un poco de identidad.



Unas gotas mas de pasado y presente nos ayudarán a entender el mañana, sin duda.

Mientras los invito a mirar estas fotos de la huasteca, ahora estas otras que son de una región invisible que para nadie existe, pero su entorno raya en los límites de una eternidad posible.


Esta serie de fotos se hubican en los municipios de Ilamatlán y Zoncomatepec, del estado de Veracruz (aunque a esta gente poco le sirve ser de este estado). Su cercanía con los antiguos valles y riscos, así como la lejanía de las urbes, crea un entorno sin igual en esta región. Los jóvenes que permanecen, afortunadamente aun pueden recurrir a la música como un refugio.


4 comentarios:

  1. Simplemente ¡Soberbio!
    Felicidades, es una fortuna que compartas tu visión...

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  2. Mis más sinceras felicitaciones por tan extraordinario trabajo.

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  3. Realmente logras transportar el pensamiento con las imagenes, creo que la sensibilidad es muy importante en el video, pero en la fotografía, es impresindible...
    Felicidades y gracias por ofrecernos este espacio, sería un honor recibir una visita tuya en mis blogs
    Un abrazo

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  4. hola que tal de donde eres es una buena pagina sigueme atravez de Facebook.com/jdveracruz saludos

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