lunes, 24 de agosto de 2009

Todo es un simple y bello juego...



La laguna es un gran motivo de risa, de juego, de enigmas e historias por vivir y contar. Aquí en esta laguna jugamos desde los primeros recuerdos. Pescar también es un juego, sobrevivir así lo es también.


Un niño pescador mira a la nada, como quien mira el silencio. En este espacio encuentra una esencia vital que le muestra los matices de la vida. Un niño pescador se encuentra y se mira a si mismo en un gran espejo de agua.



El niño músico juega a divertir y entretener a su alma. Le canta canciones y con su corno lee notas mágicas que recuerdan los sonidos del viento entre las montañas, entre los altos árboles, entre las madrigueras de las comadrejas que luego de tocar hay que perseguirlas para que no se coman a las gallinas.




El Abuelo jinete: Vamos de regreso a casa, pues traemos una carga de júbilo que es suficiente para que el fogón arda toda la semana y desparrame de su calor hacia otros hogares. Vamos de regreso a casa, a cocinar los sueños que mañana nos darán vida...



A esto llamamos el juego de la vida. Entre una tormenta y un amanecer somos parte de un cosmos lejano que a diario inventa y reinventa nuevas reglas del juego. Igualmente existen miles de soluciones, cientos de alternativas posibles, pero la manera de llegar al siguiente nivel es siempre saltando hacia arriba.



¿ Si me río atravieso tu lente y me dejas reír con los demás?


El que no juega pierde, sal a jugar ahora y verás más allá de lo que lograras mirar desde tu ventana.


Solo nos reunimos aquí, en los antiguos templos, una vez al año. Observamos al mundo circundante con nuestros ojos bien puestos en nuestra cabeza. Solos recorremos el aire que nos rodea. Observarémos también, sin juzgar, desde esta colina a la gente que nos llama idiotas...


Un amigo me dijo que la nada es igual al todo en la vida, por ello va visitar su tumba cada diez años y comprueba así, que aun está aquí. Dicho esto, sigue su juego en vida.

sábado, 15 de agosto de 2009

De regreso por la Huasteca, parte 1


La Ceramista de Citlaltepet.


El niño vaquero. La expresión de una identidad a una temprana edad y la rudeza de ser pobre.






Paisajes...


La niña del pollo



Una niña que persigue pollos es un ser mitológico reencarnado en la tierra, amo esos seres.

jueves, 6 de agosto de 2009

Tierra Caliente (tercera parte) CENTINELAS Y SOBREVIVIENTES

LOS SOBREVIVIENTES

Don Beto Pineda, una sonrisa como regalo.
Apatzingan, Michoacán, 22 de octubre de 2006.

Sobrevivir es existir a pesar de que las condiciones materiales y espirituales de vida, de tajo nos las han arrebatado. Unos mueren temprano, pero otros nos aferramos al acto de sobrevivir.

Así, sobrevivir es el acto de crear un mundo en el cual uno y sus sueños tengan cabida, y mas aún, puedan hacerse crecer y desarrollar de nuevo, para así continuar viviendo. Pero también los sobrevivientes contagian a otros y comienzan sin saberlo, a crear un mundo aparte, un mundo que propone alternativas, que impulsa esperanzas, un mundo poético, imaginario pero posible, de pensamientos, imágenes, letras y notas musicales que se arraiga a la tierra de labranza y a las paredes de concreto, a los cielos nocturnos, a los montañas desoladas, un mundo para sobrevivientes en el que los cantos, bailes y acordes de violines, guitarras y arpas, son su alimento…

Los aquí descritos, son algunos de estos sobrevivientes, en este caso, en el campo de la música tradicional de Tierra Caliente.

A Don Beto Pineda le fue arrebatada la posibilidad de tocar su violín hace varios años al perder la movilidad de su brazo derecho, pero ya antes este mundo había cambiado.

Don Leandro Corona, regreso a la Huacana



La Huacana, Michoacán, 21 de octubre de 2006.


Pese a la grandeza de su música y violinista, pese a las grabaciones hechas de su estilo por Raúl Helmer, pese a tanta alegría regalada, el olvido carcomió el corazón de don Leandro un día.

Abandonado en su casa de madera, casi sin poder caminar, con la voz apagada y menguada de tristeza lo encontramos un día de octubre de 2005.


Al año siguiente, a sus 99 años, algo pasó en el rostro de Don Leandro Corona que reflejaba más vitalidad que en año anterior y ahora platicaba de sus alumnos y sus clases, del reencuentro con gente joven y de la alegría de saber que afuera de su pequeña casa, sabía el mundo que existía.

Algo paso en Tierra Caliente y continua pasando, porque al año siguiente, en el festejo de sus 100 años, el violín regresó a sus brazos y un antiguo amor renació. Ahora me he enterado que Don Leandro tendrá gente joven y entusiasta, dispuesta a aprender de él, que estará cerca de él…


Castulo Benites en el jardín de su casa


Castulo Benítez de la Paz a los 81 años en la actualidad es otro sobreviviente. Después de haber tocado al lado de Juan Reynoso toda una vida, y dedicarse a la interpretación de la música de Tierra Caliente, Castulo es otro sobreviviente que hasta hace poco daba clases de guitarra en la casa de cultura de Cd. Altamirano. Pero Castulo tiene el alma moribunda y el ánimo disuelto entre los recuerdos y un futuro incierto.


Fumando un poco de nostalgia


Ciudad Altamirano, Guerrero, 1 de abril, 2009


No hay recuerdos en este rostro.
Sólo una sombra huidiza, como de nubes.
La sombra es húmeda y dulce como la arena
de una intacta caverna, bajo el crepúsculo.
No hay recuerdos. Sólo un susurro
que es la voz del mar convertida en recuerdo.

No existe recuerdo en este rostro.
No hay palabra que lo contenga
o vincule con cosas pasadas. Ayer,
se desvaneció de la angosta ventana,
tal como se desvanecerá dentro de poco, sin tristeza
ni humanas palabras, sobre el campo del mar.

Cesar Pavese (Mañana)



Usted Sabe: me quedan algunos meses de vida.

Los elegidos de los dioses seguimos estando a la izquierda del corazón.

Debidamente condenados como herejes.

Cuando sepas que he muerto, no pronuncies mi nombre.

Roque Dalton García