lunes, 28 de febrero de 2011

LA TARDE DE BAILE

Cuando una ciudad te ofrece la posibilidad de sentir que uno pertenece a ella te ofrece imágenes simples de enorme valor humano. Después de ir al salón, me decía mi tocayo Antonio, uno se siente muy bien, es como si descansaras de las presiones de la semana, no hay nada como una noche de baile...
Pero a veces, una simple clase en la banqueta ofrece también la posibilidad de convivir a través del baile. El danzón es el preferido de nuestra maestra.
Una ciudad protectora y su cielo. Abajo, los amorosos bailadores dibujan pasos sobre nubes...
Retrato de una bailadora de Salón, que además gusta de enseñar con esmerada alegría.
Así se gasta una tarde de un día cualquiera en la ciudad, mirando al tiempo pasar y haciendo coreografías y escenografías en cualquier lugar...
la noche ha caido, y nosotros bailando...

Una clase de salsa, tampoco cae mal...