domingo, 6 de diciembre de 2015

LA URBE COMO ESPACIO VITAL...


La biblioteca Vasconcelos, una mirada interior a sus niveles.

 La ciudad y sus tiempos... La convivencia de las épocas integradas en la urbe, herencia que se refleja en los modos de vida y la cultura propia del habitante de la ciudad. Tlalelolco es ahora el escaparate de convivencia. La unidad habitacional del  mismo nombre, el templo que está erigido sobre la antigua ciudad prehispánica de Tlatelolco.








martes, 3 de noviembre de 2015

De nuevo por la Huasteca y Sierra Gorda

Un ritual en un antiguo centro ceremonial puede significar simplemente el milagro de sobrevivir para estar aquí en este momento y agradecer a las fuerzas de la naturaleza, a las acciones civilizatorias de los humanos y ancestros; así como a las deidades que dieron fuerza para recrear estos espacios y esta vida en la forma de expresiones asociadas a la religión, al arte, a la conformación de culturas... 

La música, como parte de esta vasta obra civilizatoria, representa la armonía entre el pensamiento y la imaginación, entre la inteligencia y los sueños, entre los sonidos de la naturaleza y los que los humanos a través del devenir de la vida hemos construido para fortalecer nuestra especie...

 El dar se representa de muchas maneras. Dar afecto, dar alimento, dar convivencia... recibir es así la contraparte esperada y la reciprocidad forma lazos comunitarios fundados en simples tradiciones que recreamos a veces sin darnos el tiempo de reflexionar. Un zacahuil en Monte Verde es el momento para entender la forma que los pueblos pueden siempre subsistir...


 La música, siempre la música y sus variantes.

Y el juego? La otra manera de sobreponerse a la adversidad y al caótico desorden de los tiempos presentes...



 Un niño se esconde de mi cámara.

Llamando tras los muros para intentar pasar desapercibida. Lo que pasa en cambio sin ser visto, es el consumo disfrazado de necesidad.

Y en Xilitla, los domingos de huapango son el modo de alegrar, convivir, entablar una charla, mirar a la gente en su gustoso zapateo huasteco.







miércoles, 5 de agosto de 2015

EL TORO REQUESÓN


Este joven de apenas 8 años ya es un ferviente amante de la tradición huasteca. Él garantiza la continuidad de una forma de vida en la que sus referentes principales son una geografía vasta y plena, una cultura que se nutre de alegría, de versos, cantos, notas y acordes de muchos tiempos y momentos de ancestros y otros abuelos. Es como una vacuna contra el olvido, es cómo la posibilidad de sacar del baúl los retratos de la abuela, los recuerdos y las canciones de una sola vez...

Sierra Gorda queretána, encuentro de talentos y paisaje

En días recientes visité la Sierra Gorda, a Jalpan de Serra, Valle Verde en Querétaro y Xilitla en San Luis Potosí, lugar que dedicaré otro espacio en seguida.
La circunstancia de la visita es múltiple: un libro, un encuentro, muchas sorpresas, un ambiente maravilloso lleno de tradición y tonos de son que jamás hubiera pensado escuchar y sentir al mismo tiempo. Los niños y jóvenes eran en especial los protagonistas. 
Pero primero describo el arribo a este lugar: 
Sin lugar a dudas, el camino de acceso a la Sierra Gorda es uno de los paisajes más interesantes de este país. Con ascensos y descensos a través de una carretera panorámica que parte de San Juan del Río y que no deja de maravillarte, varias horas de recorrido se convierten en un himno a la Sierra Madre Oriental, cordillera a la que pertenecen estas imponentes montañas.
 Subir hasta más de los 3000 mts sobre el nivel del mar por carretera es parte del viaje. Y el cambio de vegetación y humedad, nos señalan a la Reserva Ecológica que resguarda esta zona que es un canto a la belleza, a la naturaleza y a la cultura tradicional en cuanto a sus habitantes se refiere.

Ya en Jalpan, la lluvia está a punto de disiparse, las nubes se contraen de un modo visible, y la tormenta cae como un bautizo añorado por estas tierras...
Los niños y jóvenes llegan y comienzan a aparecer en el ambiente.
 Mientras, la lluvia cae a torrentes en el pueblo.
Un gran interprete se hace presente por la mañana:








El viaje apenas inicia... en la segunda parte platicaré de otros elementos de esta maravillosa cultura y la de la huasteca, como invitada. 
ver también : http://youtu.be/PriuTUUKPos 

sábado, 3 de enero de 2015

El paisaje como cotidianidad anhelada


Oníria y realidad enfrentados en nuestra percepción visual con la percepción inconsciente de la recuperación del espacio ideal, mágico, sublime y antesala de la dicha anhelada. Porque claro, no solo es el paisaje todo lo que anhelamos, sino que es solo uno de los elementos lúdicos para ello.
Pero el paisaje tiene la cualidad de recrear al tiempo y la memoria...
 Pero el paisaje es aún más que eso. Tiene cualidades idenditarias en las que uno se reconoce a si mismo a través de las miradas de las montañas, de las sonrisas de las nubes que cubren las enramadas, las caricias de las aguas mansas y los enojos de las olas de otoño. El paisaje es espejo y eslabón del grillete que me ata a la tierra...
 El paisaje son los jardines de nuestra casa, en el encontramos las flores que hemos de cuidar, los árboles que sombra han de procurar. El viento amable que recorre fresco por nuestros muros solitarios y la armonía de permanecer en la distancia con vida propia.
 A través de los paisajes los humanos hemos visto al tiempo pasar, y hemos impreso en él a veces nuestra ignorancia y arrogancia creyendo que sus recursos son infinitos. Hemos mutilado y cercenado algunas vidas, hemos visto pasar a las viejas maquinas a través de puentes construidos para llevar sus productos. El tiempo mira sin desdén cómo la memoria humana es tan corta como para no avizorar el breve tiempo que solo miramos. 
 Las mitologías también han sido muchas veces inspiradas por los pueblos que admirados por el paisaje, retoman sus cualidades y adornan los mitos: la Matlalcueye con su falda de Jade que alimenta a los habitantes de Puebla y Tlaxcala, los cuatro árboles cósmicos colocados después del diluvio para sostener el cielo...
 El sol además da ese toque especial a los mitos, el cual al salir y meterse encumbra una de las principales mitologías mesoamericanas. Recordemos además que cuando el sol apareció, el hombre también fue creado...
 "Buscamos nuestra casa" como el Tamoanchan antiguo, donde los dioses tenían su casa. Universo dador de agua y plantas, donde los dioses se también nacieron y nombraron a las cosas más bellas de este mundo.

Deidades y hombres transitan así los paisajes encumbrados por cielos y límites de paraisos. El verdadero espíritu de las aguas, de las montañas, de los riscos, de las protuberancias ondas de la tierra; los volcanes elevados que señalan la relativa existencia de quienes estamos cerca de ellos, son también parte de este paisaje excelso...



 Domesticar el tiempo natural es domesticar a los aliados de dioses para permitirnos producir y elaborar los alimentos.  El paisaje puede contar con la milpa como aliada, cuando en su ciclo vegetal contempla los ciclos solares, de los astros, de las lluvias, de la vida misma...


Y así, una tarde cualquiera frente a un río, o un sol que cae en el horizonte, con un cielo resplandeciente y de fuego intenso, no es menos que la tarde de muchas generaciones de hombres y mujeres postrados frente al manantial de vida que se entreteje en las distancias, en los ojos mismos de quién mira, en el recuerdo de la perseverancia ensoñadora, en la memoria de todos los hombres... porque al final, somos para la tierra!!!!

3 de enero, de 2015...